LEAH Y YO

mis demonios, mis furias, mis tristezas, mis miedos, mis risas, mis sueños, mis realidades, mis pocos amores y mis muchos desamores...

miércoles, setiembre 06, 2006

OPINIÓN: El espejo de la verdad

El jueves pasado fue la presentación del gabinete Del Castillo. Los titulares del viernes comentaron la cantada aprobación y algunos puntos del discurso del Presidente del Consejo de Ministros. Pero, pese a que hoy se cumple el tercer aniversario de la presentación del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), el silencio sigue siendo la respuesta para las víctimas de la violencia en el Perú. Un silencio que se redactó en varios párrafos del discurso inaugural del presidente García; silencio a gusto de lo que conviene a la clase política; silencio en casi todos los medios de comunicación porque estamos en el Perú: ningún dominical dedicó siquiera un texto en cámara al asunto

El flamante Premier anunció que "ha llegado el momento de actuar con mayor decisión para avanzar en el cumplimiento de las recomendaciones”, dando un aislado signo de apoyo a la CVR. Sin embargo, la promesa de agilizar la entrega de 15 millones de soles al Plan Integral de Reparaciones, resulta insuficiente para un tema que ha dividido al país. El reconocimiento o la subsanación moral parecen no estar en la agenda del gobierno. A pesar de que son estas las medidas que más se necesitan en aras de producir una verdadera reconciliación.

El presidente y sus ministros harían bien – cuando de hablar de las reparaciones y la traumática violencia política que vivimos se trate – en poner igual énfasis en pedir perdón por los excesos perpetrados entre 1985 y 1990, que en reclamar valores en la sociedad. Para que eso ocurra, el vicepresidente Luis Giampietri tendría que reconocer ante el pueblo peruano su responsabilidad en la matanza del Frontón y asumirla ante el Tribunal que sigue investigando el caso. Cosas que hasta ahora no ha hecho. Y si a eso agregamos que el mismo Giampietri confesó, que la decisión de debelar el motín de 1986, “como sea” fue impartida por el presidente García. Es comprensible entender por qué al actual gobierno le cuesta tanto mirarse en el espejo de la verdad.